Artículos

tilde

Mexico para mí

Yo nací en Nueva York y desde chico esperaba volverme una persona famosa, exitosa y con una ilustre carrera que me llevara a lugares exóticos. No fue hasta mis treinta años, después de muchos fracasos y decepciones conmigo mismo y con mi país, cuando encontré en México mi nuevo camino.

Jamás podría expresar toda mi gratitud que siento hacia México. Es cierto que como un extranjero, me es imposible notar todos los obstáculos que en México se ponen a sus propios habitantes, pero aún así, siento que México me hace una mejor persona, alguien más tolerante, más paciente, más creativo y más sano física y mentalmente.

Durante mis primeros años aquí, viví mis inviernos barata y primitivamente en Yelapa. Este es un pueblo muy cercano a Puerto Vallarta, sin carros y recientemente con electricidad. Un lugar donde todo tenía que ser hecho mientras lo necesitabas, incluido tú mismo. Haciendo a un lado mi nacionalidad norteamericana, empecé a presentar música y comedia en un restaurante. También empecé a dibujar, incluyendo un mapa ilustrado de Yelapa. He estado haciendo mapas de la Bahía de Banderas desde entonces, inventando mi propia técnica. He manejado y caminado por muchos lugares ocultos de la región y he desarrollado un sentimiento de pertenencia hacia esta tierra, hacia lo bueno y hacia lo malo.

Lo que me motiva hacia adelante es el sentimiento de que las cosas aún no están listas aquí. El futuro está listo para que lo tomes con tus propias manos. Lo que se construye ahora, puede estar en ruinas dentro de 10 años (el clima tropical es el ultimo que ríe). Lo que parece estar arruinado ahora, muy probablemente será tomado por algún emprendedor lleno de esperanzas y lo convertirá en algo útil después.

Las condiciones del clima, de la política y de la economía requieren que las personas sean flexibles y creativas, y lo son. Estoy sorprendido de la habilidad e instinto del mexicano promedio para resistir, para quedarse cerca de casa y mantenerse en una comunidad y familia. También me sorprende cómo arreglan las cosas, cómo improvisan cualquier amenidad necesaria, su poder de felicidad y la cantidad de amigos en sus vidas, sin importar que tan poco dinero tengan. Yo veo estas cualidades como profundas fortalezas.

Yo soy un artista de corazón y mi espíritu sólo puede ser feliz mientras estoy siendo creativo. El dilema irónico de una híper-moderna sociedad como Estados Unidos o Canadá, es que mientras la insistencia de crecer y sobre-producir son requeridos para mantener a la sociedad feliz, existe muy poco espacio para la verdadera creatividad y libertad.

Las personas viven en un ambiente donde desde muy atrás todo ha sido automatizado, programado, regulado y, desde cierto punto de vista, terminado. Como un estadounidense fui instruido desde el nacimiento que la libertad es el valor más importante. Aún así, tuve que lidiar mucho en México para ser tolerante con la libertad de otras personas, por ejemplo, que hicieran ruido toda la noche si quisieran. En México, las situaciones son normalmente lidiadas de persona a persona, no por reglas o leyes y creo que esa intimidad, esa autonomía de acción y de comunidad, es una de las cosas que más dan miedo para aquellos que como estadounidenses están acostumbrados a los lugares pulidos pero extrañamente vacios.

Mucho de lo que está pasando en México es similar a los problemas de los países en desarrollo de todo el mundo que buscan tener una democracia y justicia a través del acelerado “boom” tecnológico que se desenvuelve alrededor de nosotros. Y lo que pasa aquí es crucial para cualquier interesando en saber hacia dónde se dirige la humanidad en el siglo XXI.  ¿Seremos pacientes, fuertes, creativos y solidarios? O ¿lucharemos entre el egoísmo mientras las elites del poder se ríen?

Los norteamericanos en general están atrapados por la segunda opción. Por el contrario, el sentido común del mexicano tal vez sea suficiente para salvarlos. La clave es la educación, un área que necesita mucha mejora e inversión, pero donde las tendencias están moviéndose claramente en la dirección correcta.

Escrito por Jeffrey Obser para Caras de México. Para leer más artículos examinando la identidad mexicana, haz clic aquí.