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La unión de la sociedad civil

Los acontecimientos ocurridos en Iguala, Guerrero durante el mes de septiembre ha unido a los universitarios de todo el país como no había sucedido desde el movimiento estudiantil de 1968. En días recientes, a nivel nacional e internacional, han proliferado manifestaciones pacíficas que demuestran que la sociedad civil puede ser un contrapeso real del Estado y de cualquier otra índole (la Iglesia, empresarios, medios de comunicación, etcétera).

Estudiantes de nivel medio superior y universitarios han sido los responsables de impulsar estas movilizaciones pacíficas para reclamar justicia tanto para los normalistas como para sus familias, quienes son originarios de las comunidades más pobres de Guerrero, que a su vez corresponden a las más marginadas de México.

Han pasado más de 30 días desde la masacre en Iguala y a la avalancha de reclamos al Gobierno Federal por su lentitud en las investigaciones, se han unido ciudadanos de todas las clases sociales, grupos civiles defensores de derechos humanos, líderes de opinión, el sector empresarial y la Iglesia Católica (a pesar de que estos dos últimos han mostrado apoyo incondicional al gobierno estatal en turno).

Y no es para menos. La tragedia de los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa ha dejado de lado la indiferencia que tanto nos caracteriza para vigilar de cerca el desarrollo de esta historia cargada de omisión, abuso, corrupción e impunidad generada por la ineficiencia de un gobierno estatal que hasta hace unos días aún era presidido por Ángel Aguirre.

La tragedia de Ayotzinapa ha hecho eco en todo México, incluido nuestro destino turístico que también salió a las calles a exhibir su hartazgo. La indignación y el enojo de la ciudadanía manifestado de manera pacífica, ha evolucionado a tal grado que ya se ha anunciado una mega marcha y un paro nacional en el ramo laboral el próximo 28 de octubre de 2014 para obligar al Estado a que cumpla con su obligación de proporcionar justicia a todos los mexicanos.

El panorama para los partidos políticos es desalentador ante esta masa exacerbada que está harta de los atropellos cometidos por funcionarios y gobernantes. No saben qué decir, ni qué hacer porque durante años sólo se han dedicado a llenarse los bolsillos del presupuesto con una indiferencia total ante el deterioro del país.

A pesar de las miles de voces que se han congregado en diversos puntos estratégicos de nuestro país y en el extranjero, todavía no existen los resultados concretos que indiquen hacia dónde se dirigen las investigaciones, pero deben llegar. El Presidente de México, Enrique Peña Nieto, no se puede dar el lujo de asumir lo que es evidente: la unión de la sociedad civil ante el fastidio de su podrida esfera política. La tormenta de críticas que ya tiene encima y que seguramente seguirá teniendo mientras no se castigue con todo el peso de la ley a los responsables de la desaparición de los 43 estudiantes, es algo que, en teoría, lo debería obligar a actuar para seguir “cuidando” su apariencia ante el mundo.

Sin embargo, estos acontecimientos le han dejado un magnífico aprendizaje a toda la sociedad mexicana: reclamar en paz, ser escuchados y obligar a los políticos a cumplir con sus deberes o responder por sus actos de corrupción, es posible siempre y cuando haya unión entre los habitantes de este país.

Escrito para Caras de México por Jorge Chávez, Editor Senior en Mijo! Brands de México.

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