A pesar de que existen diversos esfuerzos individuales o colectivos que proponen restablecer la salud de la Madre Naturaleza, desde hace muchos años su condición ha estado en continuo deterioro. Hoy, que la Reforma Energética está aprobada, vemos con desagrado que nuestros políticos se preocupan más por incrementar sus arcas que por proteger el futuro del país.
Sí, aunque pretendamos dejarlo en el olvido, la Tierra es un organismo vivo y como seres humanos nuestra adaptación al medio ambiente, así como el aprovechamiento de los recursos naturales, debe hacerse sin la destrucción de los ecosistemas.
En el caso concreto de nuestro país, nos encontramos en una zona altamente sísmica y no solamente se requiere suspender la proliferación de las perforaciones a nivel profundo para la extracción de gas y petróleo, sino que urge replantear el uso de la gasolina para sustituirla por otras fuentes generadoras de energía que ya existen y cuyo uso no se generaliza por temor a afectar los intereses de las grandes empresas trasnacionales que están por entrar a nuestro Golfo de México.
El fracking (fracturación hidráulica) es la técnica que estas empresas extranjeras pretenden implementar para agotar los mantos petroleros aún existentes; sin embargo, sus repercusiones ambientales (como la propagación de terremotos o tsunamis) tendrán más impacto que los generados por el progresivo calentamiento global del planeta a consecuencia de utilizar al mismo petróleo como principal fuente de energía.
Indudablemente esta es una amenaza de repercusiones mundiales y, por lo tanto, requiere de soluciones globales y no simplemente de intentos locales (como se ha hecho en el pasado). Los grupos políticos que nos representan actualmente fracasaron en su intento por detener la Reforma Energética que permitirá la destrucción de los ecosistemas de nuestra Tierra. En otras palabras, en vez de trabajar para crear una conciencia espiritual, los billetes son los que representan la motivación de nuestros gobiernos.
En un mundo ideal, sería la Madre Naturaleza a quién deberíamos sanar, proteger y con la que debemos soñar... no con las ganancias económicas que una empresa extranjera que atenta contra la salud del planeta nos pueda traer.
Por ejemplo, el geofísico Brad Werner ha diseñado un modelo de resistencia que consiste en crear movimientos de grupos de personas que “adopten un determinado conjunto de dinámicas que no encajan dentro de la cultura capitalista”. Esto implica tomar acciones ambientales directas que no estén relacionadas con la cultura dominante.
Sea cual sea el camino, es indudable que aún tenemos tiempo suficiente para rescatar a la Tierra, pero no dentro de las reglas del sistema político mexicano que finalmente nos han dado el mejor argumento para reinventar nuestro mundo con urgencia.
Finalmente, la ciencia sugiere que el próximo paso en la evolución humana estará marcado por la conciencia de que todos somos células interdependientes dentro del súper organismo llamado humanidad. La tarea está puesta sobre la mesa y es nuestro deber llevarla a cabo con la responsabilidad que, en teoría, hemos adquirido con el paso de los años.
Escrito para Caras de México por Jorge Chávez, Editor Senior en Mijo! Brands de México.
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