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La Colombia de Carlos Slim

Catalogado como el segundo hombre más rico del mundo por la revista Forbes, Carlos Slim Helú se ha vuelto el ojo del huracán (nuevamente) en Colombia.

Como dueño de la multinacional Claro, una de las empresas de telecomunicaciones líderes en América Latina, ha tenido que pagar dos multas millonarias en el país sudamericano. En la primera (Julio de 2013), tuvo que abrir su gruesa billetera para desembolsar $31 millones de dólares y en la segunda (Septiembre de 2013), tendrá que pagar $45 millones de dólares.

Hace dos meses se publicó que esa sería la multa más grande que se le haya impuesto a una empresa de telecomunicaciones en Colombia. ¿El motivo? Prácticas monopólicas y abuso de su posición dominante en el mercado de la telefonía celular con una afectación directa sobre sus competidores.

Y menos de 60 días después, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) de Colombia dio a conocer que volvió a sancionar a Claro por abusar de su liderazgo en el mercado al “obstruir a terceros el acceso a los canales de comercialización” e intentó limitar la libre competencia “con la violación del régimen de portabilidad numérica”.

A la compañía se le impuso una multa de $27.7 millones de dólares por la primera infracción y por la segunda, la sanción económica ascendió a $17.3 millones de dólares, haciendo un fabuloso total de $45 millones de dólares (algo así como $600 millones de pesos mexicanos).

En su esencia más básica y en palabras comprensibles, el monopolio es abusar del poder para destruir las iniciativas de otros de manera deshonesta para finalmente poseer todo el mercado. Entonces, el único proveedor existente del servicio impone el precio que quiera.

Más allá del impacto económico en la sociedad, mucha gente considera que los monopolios son una obstrucción al progreso y a la creatividad porque se cierra cualquier oportunidad de que terceros realicen mejoras en el servicio (ni siquiera al del mismo monopolio porque no necesita mejorar… Al final, lo usuarios terminarán pagando cualquier tarifa que el monopolio determine).

Y de regreso en México, nuestro país está en los últimos lugares de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, integrada por 34 países) en cuanto a la adopción de internet de alta velocidad y su inversión en redes es la más baja de todos los países que componen esta organización. Sin embargo, los márgenes de ganancia de Slim superan por mucho el promedio de la OCDE.

Lo que es cierto, es que muchas empresas dominantes pueden tener el efecto de un monopolista simplemente actuando en paralelo para evitar que nuevos competidores aparezcan en el mercado.

Escrito por Jorge Chávez para Caras de México. 

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