Artículos

tilde

La ortografía y su repercusión en la educación de México

Nunca han faltado las buenas razones para extremar cuidado en la ortografía, aunque algunos siempre han encontrado excusas para no hacerlo.

El uso de las herramientas comunicativas de internet, como el chat por ejemplo, ha generado alarma en el mundo de los adultos (entre ellos los educadores y padres de familia) puesto que lo apuntan como el principal responsable del deterioro del lenguaje o los errores ortográficos de niños y adolescentes.

Pero no todo es culpa de la incipiente tecnología… Recientemente se dio a conocer que los libros de texto gratuitos para nivel primaria contienen más de 100 errores ortográficos en sus interiores. Millones de alumnos se toparán con estos errores a su regreso a clases. Esperanzadoramente creemos que más de un niño los notará y se los reclamará a su profesor, pero la tendencia indica que para la gran mayoría pasarán desapercibidos.

La Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos editó para los seis grados de primaria y un total de 25 millones de ejemplares ya se han comenzado a repartir a lo largo de la República Mexicana.

Errores como “arrollo” en vez de “arroyo”, “ocaciona” en lugar de “ocasiona”, acentuación incorrecta, pleonasmos e incluso ubicar a Tulum en Yucatán y no en Quintana Roo son sólo algunos de los 117 errores que se encontraron y que el propio Secretario de Educación, Emilio Chuayffet, ha calificado como imperdonables.

Pero esta vergonzosa situación no siempre fue así. No hace mucho, nuestros bisabuelos o abuelos aspiraban únicamente a cursar algunos años de primaria o, los más favorecidos, podían cursar la primara completa y eso era considerado un privilegio.

Aunque sus años de escolaridad eran escasos, todas esas generaciones se caracterizaban por dominar al menos estas cuatro áreas: Geografía, Historia, Civismo y Español (lógicamente tanto hablado como escrito en forma correcta).

La ortografía era enseñada con entusiasmo por los profesores, pues al final se convertía en la mejor expresión del dominio de la propia lengua.

Pero, ¿cómo se transmitía de forma tan simple y tan natural? Simplemente porque los profesores, responsables de su enseñanza, a su vez la habían aprendido de sus maestros de esa misma manera y además, porque habían aprendido a leer y a escribir correctamente.

No había trabajo escrito cuya revisión no comenzara por la ortografía, con el consiguiente castigo de realizar al menos cinco planas con las palabras en las que se encontraran fallas. En estos tiempos tan modernos, hacer eso resulta en una ofensa o un agravio para los alumnos que los padres de familia no están dispuestos a tolerar.

Con sus constantes modificaciones a nuestro idioma, la Real Academia de la Lengua se ha convertido en un arma de doble filo que actualmente solapa palabras que anteriormente no eran correctas. La respuesta, como a muchas otras cuestiones en la vida, se resume en un equilibrio.

Escrito por Jorge Chávez para Caras de México. 

Más artículos aquí.