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La Copa Confederaciones y sus enseñanzas para México

Para la Selección Mexicana, el Hexagonal Final rumbo a la Copa del Mundo de Brasil 2014 se ha convertido en todo un calvario. Luego de 6 partidos jugados, México se mantiene en la tercera posición con apenas 8 puntos de 18 disponibles. El bajo nivel de juego de la zona, la suerte, el sistema de competencia… Todo se ha conjugado para que la selección, a pesar de haber ganado un solo partido, se mantenga en zona de clasificación directa al mundial.

Pero hace dos años, luego de que México conquistara la Copa Oro frente a los Estados Unidos con un golazo de Giovanni Dos Santos, se obtuvo el pase a la Copa Confederaciones de Brasil 2013: Un mini mundial que pone a prueba tanto a los equipos que (en teoría) disputarán el siguiente mundial como al país que será la sede del torneo de fútbol más importante del planeta.

El pasado Miércoles 19 de Junio, México fue descalificado de la Copa Confederaciones tras perder contra Brasil 2-0. Neymar fue la figura del partido tras anotar el primero y fabricar el segundo. Pero la verdadera lección que los brasileños nos han dado no fue en la cancha del Castelao, sino en sus alrededores…

Los denominados “indignados brasileños” han encontrado en la Copa Confederaciones la vitrina perfecta para exigirle a su gobierno una mejor calidad de vida y es en estas manifestaciones donde nos han enseñado la solidaridad de su pueblo, que sin importar su ciudad, género, raza, religión o posición política; han decidido salir a las calles con la ilusión de cambiar a Brasil.

De acuerdo con las noticias locales, estas manifestaciones ya se han reproducido en más de 220 municipios de Brasil y no fueron convocadas ni por un político ni por un partido, sino por los mismos ciudadanos.

Tal vez es en este punto donde en México nos damos (y seguiremos dándonos) de topes: Los políticos siguen creyendo que la voluntad del país se puede comprar a diestra y siniestra.

Aunque el país carioca se encuentra en vías de desarrollo, básicamente los brasileños están exigiendo mejoras en los sistemas de salud, en la educación y en el transporte público.

Y no es que los ciudadanos sean malagradecidos con los gobiernos izquierdistas que han sacado de la clase baja a más de 30 millones de personas en los últimos 10 años; simplemente son congruentes puesto que resulta difícil creer que se hayan invertido más de $15 mil millones de dólares en remodelaciones de estadios, cuando en los hospitales, la gente tiene que esperar meses para conseguir una cita con el doctor.

¿Cómo permitir que la FIFA se quede con la mayoría de las ganancias generadas de la Copa Confederaciones y de la Copa del Mundo, cuando ya se ha reducido el presupuesto federal para mejorar las condiciones de las escuelas?

Mientras que en México los jugadores, directivos y técnicos nunca tienen una posición social que los comprometa; Luis Felipe Scolari declaró abiertamente que su equipo estaba con los manifestantes, pues antes que futbolistas, sus jugadores eran parte del pueblo brasileño. Neymar, la gran figura del partido del Miércoles, declaró que “llevaría en la mente a todos los manifestantes” durante el encuentro contra México.

Durante el partido, seguramente millones de mexicanos estuvimos reclamándole al Chepo de la Torre su planteamiento tan timorato porque todos creíamos que México tenía mentalidad y equipo suficiente para salir a atacar.

El fútbol es un reflejo de lo que nos sucede como sociedad: Millones de mexicanos queremos salir adelante y demostrarle al mundo que podemos competir contra cualquiera (y en cualquier ámbito) pero al mismo tiempo terminamos perdiéndonos entre nuestros miedos, nuestras inseguridades y nuestros prejuicios.

Nadie sabe si este movimiento brasileño termine como el #YoSoy132 (en el recuerdo de algo que pudo alcanzar proporciones épicas), pero por lo pronto, el gobierno carioca ha dado marcha atrás en sus aumentos al transporte público.

El Miércoles 19 de Junio de 2013 permanecerá en mi memoria por las dos grandes lecciones que Brasil nos dio: Una dentro del campo de juego y la más contundente que nos dio en sus calles.

Escrito por Jorge Chávez para Caras de México. 

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