Cuando se habla de México, se habla de cultura, tradiciones, colores, sabores, etc. Cuando yo hablo de México, pienso en la falta de cultura de muchos de nosotros. Sin embargo y para mi fortuna, ahora vivo en un México que está aprendiendo a despabilarse.
La mayor parte del tiempo me he sentido positiva de formar parte de mi país y creo en el poder de tomar responsabilidad de lo que me corresponde y no caer en la idea errónea de que lo que pasa fuera de mi casa no me concierne.
En lo que respecta a los recientes eventos políticos, he podido estar cerca de los diferentes puntos de vista, debates, movimientos y demás que se mueven en los círculos jóvenes. Enseñándome cada vez, que esto es un comienzo. Un comienzo que nos llevará a algo distinto. Tal vez ese algo no sea lo que esperamos, pero sin duda, el hecho de no haber seguido por el mismo camino traerá como consecuencia una diferencia en nuestra estática historia política.
Tuve también la oportunidad de vivir en el extranjero por un año y no pasó un día que no extrañara mi hogar. La familia, la calidez y obviamente la comida. Todas esas cosas que son y tanto encantan de México. Sin embargo, no eché de menos la falta de interés. La falta de interés en problemáticas como la sustentabilidad, la educación, el arte…
Cuando hablo de tomar responsabilidad de lo que corresponde, me refiero a tener en cuenta que nuestro país no sólo necesita cambios políticos, necesita también cambios en los valores humanos y esos no sólo están en manos de nuestro siguiente presidente.
Escrito por Lindsey Villaseñor para Caras de México. Para leer más artículos analizando la identidad mexicana, haz clic aquí.