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¿Y el peso?

Durante las últimas semanas, se ha estado gestando una tormenta bursátil debido a la desaceleración económica de China y al derrumbe de los precios del petróleo a nivel global. Esto ha provocado que las bolsas de valores se inunden y se hundan… incluida la mexicana.

A nivel internacional, el precio del petróleo ha impactado en la compra-venta del crudo mexicano, que ahora ronda por apenas $20 USD el barril. Con ello, el valor del peso mexicano (que también ha sido afectado por la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de subir las tasas de interés) ha llegado a venderse hasta en $19.05 pesos por dólar.

Para estabilizarlo, el Banco de México ha recurrido a una estrategia que consiste en subastar dólares, aunque este mecanismo está siendo cuestionado por los legisladores de la oposición.

Diversos investigadores y especialistas a nivel internacional han estado mencionando que para este año la agenda debe ser económica, no solo en México, sino en la gran mayoría o todos los países del mundo.

Aunque tiene muchos componentes locales, la depreciación del peso es más bien una gigantesca apreciación del dólar que, a pesar de todo, sigue siendo la “moneda de refugio” universal para especuladores, capitales de riesgo o simplemente gente con efectivo disponible y temor de perder terreno. Este fenómeno, incluso, afecta al euro y al franco suizo.

Pero en un país como el nuestro, donde estamos obsesionados con la paridad del dólar, las explicaciones anteriores o que se trate de un fenómeno mundial no importan. Lo único que nos interesa es ver cuánto sube el dólar y cuánto baja el peso.

Carlos M. Urzúa, Académico del Tecnológico de Monterrey, recomienda que “excepto por las empresas que los requieran por necesidad, además de los especuladores profesionales, nadie más debe comprar dólares en este momento so pena de quemarse las manos. El dólar está sobrevaluado y más tarde que nunca volverá a un nivel más adecuado (alrededor de los $17 pesos por dólar). El Banco de México está en lo correcto al subastar dólares, puesto que fue para eso que se acumularon reservas con anterioridad”.

De lo que estamos completamente seguros, es que mientras no se estabilice el dólar, más pronto que nunca, la caída del peso terminará por afectar la inflación, el poder de compra de todos los mexicanos y, por supuesto, nuestra capacidad de ahorro. Todo esto, sin embargo, tiene tantos efectos positivos como negativos. El impacto negativo a las importaciones se compensa con el incentivo a las exportaciones, haciendo a México más competitivo en un momento en que China está devaluando. También favorece al turismo extranjero y a las remesas.

Pero mientras estas predicciones se hacen o no realidad, lo que sí debemos hacer todos los mexicanos es irnos apretando el cinturón para cualquier eventualidad que pudiera surgir en los siguientes meses.

Escrito para Caras de México por Jorge Chávez, Editor Senior en Mijo! Brands de México.

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