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La distribución del ingreso en México

Aunque la desigualdad económica ha aumentado en todo el mundo en las últimas tres décadas, los mexicanos somos alumnos avanzados en esta repartición sumamente desequilibrada. México es el segundo país más inequitativo de los 34 que integran la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), solo por detrás de Chile en cuanto a la política pública se refiere.

Pero eso sí, en la brecha salarial vamos a la cabeza. El 10 % de los trabajadores mexicanos mejor pagados ganan 30.5 veces más que el 10 % que gana menos. En países con severas crisis como España, los ricos ganan 13.8 veces más que los pobres (3 puntos más que en 2006), pero aún así, ni siquiera existe la mitad de las diferencias que en México.

En países como Finlandia, que cuentan con un modelo de bienestar consolidado, la brecha salarial se sitúa en 5.5. Mientras que el 10 % de la sociedad más pobre de ese país cuenta con una ayuda estatal que les asegura, de acuerdo con su Sistema de Seguridad Social, los gastos de alimentación, vestido, higiene personal, peluquería, suscripción a un periódico, la factura del teléfono y al menos poder realizar un hooby; en México, los 23 millones de ciudadanos que equivalen al 20 % más pobre, no les alcanza ni para comer tres veces al día.

Animal Político (apoyado de la Organización PODER), reveló estadísticas desgarradoras: 61 millones de mexicanos viven en pobreza mientras que las 37 personas que integran el Consejo Mexicano de Negocios controlan, a través de sus empresas, el 40 % del Producto Interno Bruto (PIB). Los 24 millones de mexicanos más pobres tienen en conjunto menos patrimonio que el hombre más rico del país. Así de fácil, así de cruel.

A nivel internacional, la cosa no cambia mucho: las 85 personas más ricas del mundo poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la humanidad. El hombre que pelea por el primer lugar en esa lista es mexicano y su fortuna equivale al 6 % del PIB, mientras que los 61 millones mencionados anteriormente, no les alcanza para vivir dignamente.

Según la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, en 2014 había 49 millones y medio de mexicanos con trabajo. El salario mínimo es de $70.10 pesos diarios en las zonas mejor pagadas (como en el Distrito Federal y otras zonas urbanas), pero la canasta alimentaria básica en la ciudad –es decir, lo que un mexicano gasta diariamente para comer– cuesta $42.80 pesos.

Para que este asunto sea aún más crítico, si consideramos que de acuerdo al INEGI, el mexicano promedio tiene al menos un dependiente económico, el salario mínimo aprobado cada año por el gobierno no les permite ni siquiera comer. 

Y es que el propio estado establece la línea de bienestar mínima (es decir, la canasta alimentaria más los gastos de vivienda, transporte, vestido y calzado, salud y educación) en $2,628 pesos por persona en la zona urbana y en $1,679.32 pesos en la zona rural.

La cruel realidad es que más de la mitad de los trabajadores mexicanos y sus hogares no llegan a conseguir esta cantidad de dinero mínima para subsistir. Básicamente, se encuentran en una situación de pobreza a pesar de tener un empleo.

Escrito para Caras de México por Jorge Chávez, Editor Senior en Mijo! Brands de México.

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