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La muerte de la televisión mexicana

La riqueza y vastísima competencia de contenidos que ofrece internet, va debilitando poco a poco a los grandes medios de comunicación en México. ¿La razón? Las nuevas generaciones tienen otras necesidades, patrones e intereses que están hiriendo de muerte a la televisión.

Un claro ejemplo de esta tendencia es Televisión Azteca, que durante el último año registró una pérdida del 42 % de su valor debido a la acelerada migración de anunciantes a servicios streaming o a la televisión de paga.

A pesar de esta cifra escandalosa, se podría decir que en México, la televisión tradicional aún goza de buena salud: Los estudios más recientes indican que la población en general sigue consumiendo los programas de las cadenas abiertas y los servicios de paga están registrando una tendencia a la alza. Según la agencia IBOPE AGB, el 95 % de los hogares mexicanos cuentan con televisión y el promedio diario de consumo asciende lastimosamente hasta las 9 horas con 25 minutos.

El Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) lo confirma al dar a conocer que los niños mexicanos son los que más televisión consumen en todo el mundo. Su promedio es de 4 horas con 34 minutos diariamente, mientras que los niños alemanes ocupan el último sitio con apenas una hora y 33 minutos frente al televisor por día.

Entonces, si los números de la televisión en México siguen tan positivos, ¿por qué los especialistas en el tema consideran que está condenada al destierro de nuestras pantallas? Ignacio Ramonet, especialista en medios y ex director de la revista Le Monde Diplomatique considera que “el gran monopolio del entretenimiento que era la televisión abierta está dejando de serlo para ceder espacio a los medios digitales. Por ejemplo, anteriormente un cantante que acudía a la emisión estelar del sábado por la noche podía ser visto por millones de telespectadores. Ahora, ese mismo cantante tiene que pasar por al menos 20 canales diferentes para poder ser visto a lo sumo por 1 millón de televidentes”.

John Farrell, Director de YouTube en América del Sur, ha estimado que para el año 2020, el 75 % de los contenidos audiovisuales serán consumidos a través de internet. Aunque una de las políticas empresariales de Netflix es no compartir cifras específicas sobre los patrones de consumo a nivel local, nacional o internacional, su creciente popularidad en nuestro país le ha otorgado el sobrenombre de “la joya de Netflix en Latinoamérica”. La consultora The Competitive Intelligence Unit considera que este catálogo de series, programas y películas en línea concentra el 70 % de los usuarios de video por suscripción.

Y es que hasta ahora, la televisión mexicana ha sido pieza clave en el juego democrático de nuestra sociedad. Desde hace años, los partidos han estado postulando a estrellas de la pantalla chica, promoviendo actrices como primeras damas y derrochando fortunas en publicidad televisiva. El caso más reciente es el de Enrique Peña Nieto, que tan solo en el 2014 le pagó $144.2 millones de pesos a Televisa y $83.4 millones de pesos a TV Azteca por concepto de publicidad.

Como agradecimiento, las televisoras se han dedicado a ocultar la corrupción que existe en la administración pública y a transmitir los “logros” de los personajes políticos a tal grado, que su programación se ha vuelto insípida. El tiempo nos demostrará si la vorágine tecnológica termina por devorarse completamente a lo que alguna vez fue el medio de comunicación que reinó en nuestro México.

Escrito para Caras de México por Jorge Chávez, Editor Senior en Mijo! Brands de México.

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