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La libertad de prensa en México

El Día Mundial de la Libertad de Prensa se conmemora cada 3 de mayo. Ese día sirve para recordar lo importante que es para los gobiernos democráticos contar con medios de comunicación libres, con periodistas que puedan ejercer su profesión sin temor a ser atacados y con ciudadanos informados que puedan exigir cuentas a sus representantes.

A pesar de que el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se resume en que todos los individuos tienen el derecho a la libertad de opinión y de expresión sin limitación de fronteras o medios; en días recientes, Parametría (empresa dedicada a la investigación estratégica de la opinión y análisis de resultados), publicó un estudio en el que revela un dato escalofriante: Solo 3 de cada 10 mexicanos consideran que en México existe la libertad de prensa.

Otro informe (Libertad de Prensa 2015), elaborado por Freedom House, indica que nuestro país se encuentra en el lugar 139 de los 199 países que conforman el ranking sobre el ejercicio de la libertad de prensa. Esto significa que México es uno de los 65 países catalogados como “no libres” para ejercer el periodismo. Naciones como Rusia, China, Honduras, Corea del Norte, Irán o Siria también pertenecen a esta lista negra.

Simplemente, del año 2000 para acá, se ha registrado el asesinato de 84 periodistas a lo largo y ancho de la República Mexicana. Esto ha ocasionado que seamos uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer esta profesión. Otras circunstancias que nos han orillado a obtener las peores cifras desde 1995, incluyen:

• La violencia criminal, que constituye la peor amenaza al periodismo independiente del país.

• Las agresiones a periodistas en la cobertura de manifestaciones.

• Los ataques a las oficinas de varios medios de comunicación.

• La autocensura, que prevalece ante las amenazas de perpetradores y/o de la impunidad.

• La Ley Federal de Telecomunicaciones, que aunque permite mayor competencia entre sectores, también le otorga al gobierno la facultad de monitorear y suspender la actividad de internet durante actos de protesta.

• Las radios comunitarias e indígenas, que normalmente son objeto de clausura por supuestas transmisiones ilegales.

• Las intimidaciones a periodistas que año con año aumentan en nuestro país.

• Los dueños de agencias noticiosas que defienden agendas políticas o de negocios.

• La interferencia en la producción y distribución de nuevas publicaciones de carácter crítico.

• La manipulación de coberturas políticas para obtener contratos de publicidad más favorables por parte del gobierno.

Aunque el derecho a la libertad de opinión y de expresión es reconocido en tratados nacionales e internacionales, la proporción de la población global que disfruta de una libertad de prensa es del 14 %, es decir, solo una de cada siete personas vive en países donde la cobertura de noticias políticas es robusta, la seguridad de los periodistas está garantizada, la intrusión del Estado en los medios es mínima y la prensa no está sujeta a pesadas presiones legales o económicas.

Lo que no podemos seguir permitiendo, es que cada año, México siga siendo testigo de los cientos de ataques a periodistas y medios de comunicación. Aunque no todos terminan en homicidio, muchos de ellos son el resultado aparente de actos de funcionarios corruptos o que simplemente abusan de su poder.

Escrito para Caras de México por Jorge Chávez, Editor Senior en Mijo! Brands de México.

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