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La ¿vida? en la Franja de Gaza

La Franja de Gaza, uno de los territorios más densamente poblados del mundo, ha sufrido durante muchos años desde problemas en el abastecimiento de bienes y servicios básicos hasta situaciones económicas socialmente conflictivas (como la alta tasa de desempleo juvenil). Encima, recientemente se le vino una nueva ofensiva militar encabezada por Israel.

Originalmente ocupada por Egipto (que todavía mantiene el control en su frontera sur), este territorio fue capturado por Israel desde el año 1967 durante la guerra contra naciones árabes. En 2005, los israelitas retiraron de forma unilateral a sus tropas y desalojaron a sus más de 7 mil colonos. Un año después, el grupo militante islámico Hamás venció en las elecciones legislativas de Palestina, pero las tensiones políticas con la facción rival Fatah sirvieron de plataforma para los enfrentamientos armados.

Desde entonces, Hamás quedó en el control de la Franja de Gaza mientras que Fatah (el partido de Mahmoud Abbas, Presidente de la Autoridad Nacional Palestina) se hizo fuerte en Cisjordania. Pero cuando Hamás arribó al poder, Israel impuso un bloqueo sobre todo ese territorio y restringió el movimiento de bienes, servicios y gente. Entonces, Egipto se dedicó a bloquear la parte sur.

Indudablemente, esto ha golpeado en la economía de los habitantes de la Franja de Gaza que, en promedio, están peor que nunca. Por ejemplo, el 21% de ellos vive en severa pobreza y la tasa de desempleo asciende a más del 40%. Lo más preocupante es que el 50% de los jóvenes no tiene una fuente de trabajo.

El sistema educativo de la Franja de Gaza está bajo presión: La Organización de las Naciones Unidas (que administra varios de los centros educativos de ese territorio), estima que para el 2020 habrá que construir al menos 440 escuelas para cubrir la demanda del aumento de la población. Actualmente, las aulas de primaria y secundaria albergan entre 40 y 50 alumnos y la mayoría de ellas trabaja doble turno, lo que significa que el tiempo de instrucción está limitado y/o sobrecargado. A pesar de todas estas carencias, el 93% de las mujeres y el 98% de los hombres saben leer y escribir.

La densidad de población es altísima: En promedio, más de 4 mil 500 personas viven sobre cada kilómetro cuadrado del territorio y se estima que para el 2020 serán más de 5 mil 800. La ONU indica que existe una carencia de 70 mil unidades habitacionales para compensar el incremento natural de la población, así como el del daño causado por la ofensiva militar de todos estos años.

En cuestiones de salud, la ONU indica que la mayoría de las dependencias no están habilitadas para ofrecer un servicio adecuado porque necesitan remodelaciones y/o actualizaciones en sus equipos con urgencia. La tensión ha aumentado considerablemente ante la falta de abastecimiento de combustible en los hospitales que lo utilizan para generar electricidad cuando ocurren los bombardeos o por los constantes cortes en el suministro.

El líquido vital es otra constante preocupación. En la Franja de Gaza prácticamente no llueve y eso evita que se rellenen las fuentes subterráneas. Si a eso le sumamos que la sal proveniente del mar se ha colado en ellas por naturaleza, nos da como resultado el incremento en los niveles de salinización que evita su pureza para el consumo humano. Tristemente, sólo el 5.5% del agua que sale de las tuberías es potable.

El resumen es cruel. Han pasado décadas desde que detonó el conflicto en la Franja de Gaza y sus repercusiones en la población están alcanzando niveles críticos cuyos estragos se esparcirán a lo largo de los años venideros. Aunque vivimos en una época en la que se supone que no deberíamos estar atravesando este tipo de guerras, al parecer, a nuestra especie humana aún no le interesa lograr verdaderos acuerdos de paz que eviten el derramamiento de sangre.

Escrito para Caras de México por Jorge Chávez, Editor Senior en Mijo! Brands de México.

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