Ya todos sabemos que durante la semana pasada se aprobó finalmente la Reforma Energética que propuso el Gobierno Federal encabezado por Enrique Peña Nieto, dando paso hacia la apertura del sector petrolero y eléctrico, así como a la inversión extranjera.
En medio de golpes, exhibicionismo mediático, invocaciones a Lázaro Cárdenas y mentadas de madre al estilo español se demostró una vez más que nuestra izquierda es una broma de mal gusto que no tuvo la capacidad, fuerza y habilidad suficiente para ponerle candados a la Reforma Energética que entrará en vigor a partir del próximo año.
Luego de un debate de casi 20 horas, el dictamen final (354 votos a favor, 134 en contra y cero abstenciones) modificó los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución Política y ahora se permitirán contratos con particulares tanto para explorar como extraer petróleo y demás hidrocarburos que se encuentren en el subsuelo de nuestro país. Las contraprestaciones para los particulares irán desde dinero y utilidad compartida hasta la entrega de los hidrocarburos.
Tanto PEMEX como la CFE dejarán de ser organismos descentralizados para convertirse en “empresas productivas del estado” y se dará un plazo de dos años para que esta transición se lleve a cabo. Mientras cambian de régimen podrán celebrar contratos con particulares a partir del marco legal existente.
El Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) saldrá del Consejo de Administración de PEMEX (que ahora estará conformado por cinco consejeros del Gobierno Federal, incluyendo al Secretario de Energía y cinco consejeros independientes). Aún así, se establece que los derechos de todos los trabajadores serán respetados a cabalidad.
La Comisión Nacional de Hidrocarburos someterá a consideración de la Secretaría de Energía (SENER) la adjudicación de las áreas en exploración y los campos que estén tanto en producción como en capacidad para operar. Para ello, tendrá que acreditar que cuenta con las capacidades técnicas, financieras y de ejecución necesarias para explorar y extraer los hidrocarburos de forma eficiente y competitiva.
Además, se contempla la creación de un Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo, cuya institución fiduciaria será el Banco de México y tendrá como objetivo administrar la renta petrolera que se cree a partir de los nuevos contratos.
Encima, una vez que entre en vigor el decreto, el Congreso de la Unión tendrá los 120 días naturales siguientes para realizar adecuaciones jurídicas. Esto significa que a partir del anuncio que haga el Presidente de México, el Congreso tendrá 4 meses para trabajar en las leyes secundarias.
Es por todo esto y mucho más que la Reforma Energética representa un giro de 360° respecto a la legislación que está vigente desde hace más de 75 años: La Expropiación Petrolera decretada en 1938 por Lázaro Cárdenas estableció que la producción de energéticos sería única y exclusivamente del Estado.
Escrito por Jorge Chávez para Caras de México.
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