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Una mirada al transporte público

Lo que sucedió el Lunes de la semana pasada con el transporte público en Puerto Vallarta, fue un hecho inédito que impactó a todos los sectores de nuestro destino.

En un hecho sin precedentes, nuestra ciudad sufrió un paro general en el transporte que provocó que miles de ciudadanos no pudieran llegar a tiempo a su destino y sobre todo a sus labores cotidianas, generando desesperación y estrés entre quienes tienen como única alternativa el uso de los autobuses.

Lo rescatable de todo este percance, fue la generosidad mostrada por algunos trabajadores de SEAPAL y de la Policía Municipal que convirtieron sus automóviles empresariales y patrullas en medios de transporte para ayudar a todos los usuarios a llegar a su destino final.

Es en este punto cuando uno comienza a creer que aunque la solidaridad está tan fracturada en nuestros días, entre los mexicanos siempre surge un rayo de esperanza para ayudar al prójimo. Una acción tan simple como dar un “ride” a quienes lo necesitaron, cambió la perspectiva ante este suceso.

En Agosto de este mismo año, el costo del servicio público de transporte aumentó a $7.50 pesos, pero entre las protestas generalizadas de estudiantes y de la fuerza laboral, se tuvo que volver a la tarifa de $6.50 pesos.

Se trata de un problema complejo, puesto que el precio del servicio bien pudiera estar un peso más arriba, pero la mayoría de la población no cuenta con los recursos económicos suficientes para cubrir el costo real del servicio y es que el transporte público está sumamente subsidiado en México, por ejemplo, en la Ciudad de México, un viaje en camión cuesta sólo $4 pesos mientras que en zonas como en la Riviera Maya, asciende hasta $8 pesos.

Al menos, desde una perspectiva más general, el verdadero problema no está en el precio de la tarifa del transporte, sino en los bajos salarios que percibe la mayoría de la población y si a eso le sumamos que en nuestro destino contamos con dos temporada económicas, el problema realmente se vuelve serio y difícil de resolver.

Consientes estamos todos de la economía global y del precio tan encarecido de los combustibles que orillaron a los transportistas a detener sus actividades como manifestación pública, pero siempre existen otros medios para canalizar las quejas con quienes realmente tienen en sus manos los hilos de las decisiones.

Escrito por Jorge Chávez para Caras de México.

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